martes, 28 de noviembre de 2017

LAS DIEZ VÍRGENES: Mt 25,1-13.

LA PARÁBOLA EN LA REDACCIÓN DE MATEO
"Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tar­dara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!'. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: 'Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan'. Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para voso­tras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis'. Mientras iban a comprarlo, llegó- el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron los otras vírgenes diciendo: "¡Señor, Señor, ábrenos!' Pero él respondió: 'En verdad os digo que no os conozco'. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora".
Colocada en el Discurso Escatológico: Mt 24-35, la pará­bola de "las Diez Vírgenes " está relacionada directamente con el establecimiento definitivo del Reino de los Cielos, que seguirá a la Parusía del Señor. Esto aparece claro por varios detalles del texto:

*        La partícula "entonces" une la parábola al contexto precedente que habla de la venida del     Hijo del hombre  en  el  momento  que  menos  se piense: 24,42.44.50.
*        La tardanza del novio es una alusión al retardo de la Parusía.
*        La exhortación final a la vigilancia constante"!Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni     la hora! v. 13, es una inclusión semítica que repite las ideas anteriores: 24,42.44.50.

*        Los vv. 11-12 que narran la llegada de las cinco vírgenes locas, después de cerrada la           puerta, quieren expresar la exclusión definitiva del Reino el día del Juicio final.

En resumen, en las perspectivas de Mateo, el pasaje de  las diez vírgenes es una parábola alegorizada: el novio representa a Jesús que vendrá para instaurar el Reino di Cielos, asemejado a un festín de bodas, las vírgenes son símbolo de la Comunidad cristiana primitiva que está en espera de Jesús que tarda en llegar.
Una exhortación en tales circunstancias es oportuna y necesaria. Hay que estar en vela, pues la Parusía, que se retrasado, puede estar próxima, y el no estar preparados a la Venida del Señor puede acarrear la exclusión definitiva a participar del Banquete Mesiánico en el Reino de los Cielos.
Esta parábola ha sido considerada por algunos críticos como 'creación alegórica de la Iglesia primitiva', colocada en boca de Jesús, con el fin de exhortar a la Comunidad cristiana a no ser negligente en prepararse para el fin, no obstante el retardo de la Parusía.
Sin negar los retoques alegorizantes que la Comunidad cristiana introdujo en la parábola para aplicarla a sus necesidades pastorales, es del todo verosímil que la parábola de las vírgenes haya sido pronunciada por Jesús.
Jesús debió, pues, pronunciar su parábola, partiendo de la manera de celebrar una fiesta de bodas.
*     El Reino de los Cielos, dice Jesús, es semejante a diez vírgenes. En realidad, la comparación Reino estará, no con las vírgenes, sino con la llegada repentina del novio, para la que hay que estar pre­parados.
*     Las diez vírgenes son las jóvenes amigas de la espo­sa. La cifra Io es un número redondo que no hay que urgir, como tampoco la calidad de 'vírgenes'.
  Cinco eran "prudentes". Tenemos aquí nuevamente ese adjetivo que indica la cualidad de percibir la importancia del momento: cfr Mt 7,24; 10,16; 24,45. A ellas se oponen cinco "necias", locas, atolondradas, que no se dan cuenta de lo trascendental de una situación. Y por eso, mientras que las prudentes, junto con sus lámparas llevan provisión de aceite en alcuzas, las atolondradas sólo toman las lámparas.

*        El esposo tardaba, y las vírgenes se amodorraron y dormitaban. Y sucedió lo que ya se preveía. El esposo llegó de repente. Un mensajero gritó: "¡He aquí al novio: salid a su encuentro!". Las vírgenes prudentes pusieron en orden sus lámparas. Pero a las vírgenes atolondradas les había faltado previsión y, a la llegada del novio, no estaban preparadas. Fueron a media noche! a comprar aceite. Llegó el esposo y se cerró la puerta. Y comenzó la fiesta.
*     Finalmente llegan las vírgenes atolondradas y dicen "¡Señor. Señor: ábrenos!" Y él responde: "En verdad os digo: ¡No os conozco!" Esta frase es una fórmula estereotipada para expresar que no se quiere recibir a una persona. La severidad del rechazo puede comprenderse mejor si las vírgenes de la parábola eran muchachas de servicio de la casa paterna de la novia (Jeremías, p. 175).
El verso 13, exhortación a la vigilancia, debe ser una adición posterior, pues lo criticable no es que estuvieran dormidas, sino que no estuvieron preparadas. Una falta de previsión.

¿Qué quiso expresar Jesús con su parábola?
La parábola de las diez vírgenes es una parábola de cri­sis. El acento está en la preparación que se debe tener ante un acontecimiento importante, cuyo momento de realización no se conoce.
Jesús ve y siente la crisis religiosa que vendrá de un momento a otro. El Reino de Dios ha llegado, pero ¡el Pueblo elegido lo rechaza! " ¡El Novio llega! ¡Salid a su encuentro!" es un grito de alarma y una invitación urgente a estar prepaados. Esta parábola es paralela a la del ladrón nocturno: Mt "4, 43-44; y a la del siervo fiel y prudente: Mt 24,45-51.
La Iglesia primitiva, al alegorizar la parábola de Jesús, no tergervirsó su pensamiento, sino que imprimió en la parábola una nueva actualización, prolongando las intenciones del fundador.
La primera crisis, provocada por Jesús en su Pueblo, había pasado. Ahora, la Iglesia se encontraba en otra situa­ción: se hallaba pendiente de la Venida del Señor. Debía, por tanto, insistir en una vigilante espera. Para ello tomó la pará­bola primitiva y le dio el enfoque que ahora encontramos en el texto de Mateo.
La Iglesia de hoy. La parábola de Jesús, en su tenor pri­mitivo y en las perspectivas de Mateo, conserva todo su valor para la Iglesia actual. Todos los cristianos debemos vigilar y estar preparados para nuestro encuentro personal con Cristo, el día trascendental de nuestro paso a la vida futura.



Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 145-147  Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011