jueves, 25 de mayo de 2017

LA OVEJA PERDIDA: Mt 18,12-14; Lc 15,4-7.

Una lectura atenta de los dos textos paralelos basta para comparar las pequeñas divergencias que existen entre las dos tradiciones. Las expresiones de lenguaje y las circunlocucio­nes para referirse a Dios reflejan un original semita.

1.—UNA IMAGEN FAMILIAR
"¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone gozoso sobre sus hombros y llegado a casa, llama a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmigo, porque he encontrado mi oveja perdida": Lc 15,4-6.
Es de saber que el oficio de pastor era para los Judíos una ocupación despreciable, que rebajaba socialmente al que lo ejercía. Ese oficio aparecía en los escritos rabínicos al la­do del jugador de dados, del usurero, del colector de impues­tos, del publicano. Sin embargo, Jesús no rehusó tomar una imagen del pastor para describir el amor de Dios por sus criaturas.
De ordinario, el pastor cuenta por la tarde las ovejas de su rebaño para ver si no falta alguna. La cifra '99' significa que el pastor ha contado sus animales y ha visto que una oveja se ha extraviado. El pastor tiene 100 ovejas; esto  no representa una riqueza extraordinaria, pero sí un buen ca­pital. Según los escritos rabínicos, 300 cabezas de ganado me­nor era un rebaño notable. El pastor de la parábola cuida personalmente su rebaño.
Lucas escribe que deja las 99 "en el desierto"; Mateo precisa que "en la montaña". En la práctica, cuando los pasto­res pierden una oveja, no abandonan el rebaño sino que lo encomiendan a algún compañero.
"Y habiéndola encontrado la pone sobre sus hombros..." Este detalle falta en Mateo. Es un cuadro que se puede ver cada día. El pastor coloca la oveja sobre su cuello; con cada mano toma dos patas del animal, y si es posible sujeta las cuatro patas con una sola mano para tener la otra libre.

"¡Gozoso!" Rasgo importante. La oveja era 'suya, la ha­bía perdido, la ha encontrado y eso le ha causado alegría pro­funda. El pastor no puede reprimir su gozo, "y llegado a casa, llama a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmi­go, porque he encontrado Mi oveja perdida". Siente necesi­dad de compartir su alegría con sus compañeros. Tal vez dis­frutarán en común de una buena comida entre pastores.

2.LA REALIDAD PRETENDIDA
"Os digo: así habrá alegría en el cielo sobre un pecador que se convierte más que sobre noventa y nueve que no tienen necesidad de conversión": Lc 15,7; cfr Mt 18,14.
* El Cielo es una circunlocución que está en lugar del nombre de Dios. Como el pastor se regocija por la oveja en­contrada y vuelta a casa, así Dios se alegrará más por un pe­cador que se arrepiente que por 99 justos que no necesitan convertirse, esto es: porque no han cometido faltas graves.
* El futuro "habrá" tiene un sentido escatológico. En el juicio final. Dios se regocijará cuando entre muchos justos en­cuentre un despreciado pecador, criatura suya, sobre quien pueda pronunciar su palabra de perdón.
Con esta parábola, Jesús defiende su conducta hacia los pecadores. "Puesto que la misericordia de Dios es tanta que su suprema alegría consiste en perdonar, mi misión como sal­vador es arrancar la presa del poder de Satanás y traer a casa lo perdido. Una vez más, Jesús es el Representante de Dios".


3.LA PERSPECTIVA DE CADA EVANGELISTA

LUCAS. En el tercer Evangelio, la parábola fue ocasionada por la indignación de Jesús ante las críticas acerbas de Fari­seos y Escribas que murmuraban porque los publícanos y pe­cadores se acercaban a Jesús para escucharlo y él los acogía.
El Maestro quiere justificar su conducta de misericordia y de perdón, y dirigiendo su parábola a sus adversarios— afirma que Dios se alegra más por un pecador que se convierte que por 99 justos que no necesitan convertirse.
MATEO. El contexto donde coloca Mateo la parábola de la oveja perdida es diferente. Jesús se está dirigiendo a sus discípulos, más aún, se dirige a ellos en cuanto "Jefes de la Comunidad".
En esta perspectiva, se comprende mejor la conclusión que es diferente a la de Lucas:
"Asi: ¡no es voluntad ante vuestro Padre que está  en los cielos que perezca uno de estos pequeños!": Mt 18,14.
Si leemos los versículos 10 y 15-17, inmediatamente an­teriores y posteriores a la parábola, llegamos a la conclusión de que la parábola está dirigida en tono exhortativo a los dirigen­tes de la Comunidad, para que ejerzan su oficio de pastores respecto de los fieles que por algún motivo andan fuera del rebaño.
El énfasis está, no en la alegría de haber encontrado la oveja (Lc), sino en el empeño persistente por buscarla hasta dar con ella.
Mateo ha insertado artificialmente la parábola de la oveja perdida en el gran Discurso a los Jefes de la Comunidad: Mt 18.
    Lucas ha conservado la parábola en una situación que responde más a las circunstancias originales.



*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 86-88 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011