jueves, 8 de diciembre de 2016

MISTERIOSA FORMACIÓN DEL HOMBRE Y DE LA MUJER (Génesis 2,18-23) (continuación) 5ª. Parte

¿Cuál es el contenido doctrinal en los pasajes anteriores?

  1. Primera: En la formación de la mujer, como en la del varón, intervino la acción directa de Dios.
  2. Segunda: Entre el hombre y la mujer existe la más estrecha correspondencia, y esta correspondencia íntima es la unidad de naturaleza; y ambos, varón y mujer, son, por lo tanto, muy superiores a los animales.
  3. Tercera: El varón es la parte masculina y la mujer es la parte femenina de una sola especie humana. Y ahí está el fundamento de la unidad del género humano, monogamia primitiva, indisolubilidad matrimonial. En ese acto creador.
  4. Cuarta: Sin embargo, en la familia, célula y fundamento de la sociedad, debe haber un orden. Aquí debo ser muy delicado. Y, ¿cuál es el orden? Cuando las cosas caminan en orden, todo está, marcha muy bien. Y,  cuando hablamos de orden, hay muchos principios, muchos principios o muchos aspectos del orden. Y, en unas cosas, la mujer es cabeza de ese orden y en otras el varón debe ser cabeza en ese orden de cosas. Cuando hay orden, algo está en un principio, lo demás sigue. Y, en el misterio de la vida familiar, en unas cosas el varón es cabeza y debe ser cabeza. Y, cuando el varón no es cabeza aquello no funciona bien. Inmediatamente dice: “En este lugar falta cabeza.” ¿Cómo que falta cabeza? Sí, la señora hace de cabeza, ¿está de cabeza ella? Aquí algo marcha mal. Y, por otra parte, cuando la mujer debe hacer cabeza en muchas líneas de trabajo del hogar, si no hace cabeza y el hombre hace cabeza de las cosas que tiene que ser cabeza la mujer, entonces también aquella familia marcha mal- 
Es esta una verdad de ética natural que será también objeto de la enseñanza del apóstol San Pablo en 1 Corintios 11,3ss.

Textos a veces muy mal leídos que hay que interpretar muy bien. Porque San Pablo, cuando habla del varón y de la mujer, primero que todo dice: “Ante Dios, no hay distinción del varón y de la mujer. Los dos son iguales. En la sociedad, cada quién debe guardar el lugar que la sociedad asigna a cada uno, si no está mal. Y luego termina: Pero mi doctrina es:

1Co 11,11. Ni la mujer sin el varón, ni el varón sin la mujer, en el Señor.
             12. Porque si la mujer procede del varón, el varón, a su vez, nace mediante la mujer, y
                  todo proviene de Dios.

            Y uno dice: “Pues, entonces, igualdad ante Dios. Y en esos textos radican esos principios, fundamentalísimos, de la igualdad de derechos humanos: para él y para ella, igualdad de derechos humanos, pero no igualdad de sexos. Una cosa es igualdad de derechos humanos, otra cosa es, también, los derechos propios que se derivan del propio sexo. Y, en este segundo término es donde hay una confusión en el mundo actual, sorprendente. Así que el hombre quiere los derechos de la mujer y la mujer aspira por los derechos del hombre.

     Y luego, también, de la naturaleza propia del varón y de la naturaleza propia de la mujer brotan funciones y ministerios. Esto no nada más en la familia, sino en la sociedad. Y aquí se necesita de estudios, se necesita de discernimiento. Por eso el Papa Juan Pablo II dice:  “Aun cuando la mujer pueda trabajar en muchas cosas, ¡cómo sería bueno que la mujer no trabajara tanto para que tuviera tiempo de ocuparse en las funciones propias de su ser femenino

     Los versículos 24 y 25 son reflexiones del autor sagrado ante esta doctrina antropológica sobre el hombre y la mujer.

Gn 2,24: Por lo cual el hombre deja a su padre y a su madre y se adhiere a su mujer, y se hacen una sola carne.

     Creado el hombre para la mujer y ésta para el varón, éste debe dejar a su padre y a su madre para unirse a su mujer y formar una sola carne. La expresión de “hacen una sola carne” no sólo se refiere al acto conyugal, sino que enfatiza, ante todo, la unión estrecha, íntima, de persona a persona, que transforma indisolublemente al marido y a la esposa, en una unidad conyugal, en una unidad social, en una unidad casi personal, no son dos seres, sino uno solo. En este versículo están encerradas la naturaleza y las leyes fundamentales del matrimonio.

 La doctrina antropológica que estudia al hombre, ya sea varón o ya sea mujer, esta doctrina del capítulo segundo del Génesis es superior a lo que leemos en Éxodo 20,17. Veamos ese texto, un texto alarmante, porque ahí la pobrecita mujer es la primera cosa del varón. Leo el versículo 17:

Ex 20,17: No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.

     ¿Ven ustedes? En ese texto, la mujer es la primera cosa del varón. Y es el Decálogo, pero en una redacción todavía primitiva del Decálogo.

     Vean ustedes cómo en otra redacción del Decálogo, en Deuteronomio 5,21, encontramos ya un adelanto en la sociología, en la filosofía antropológica. Ahí la mujer, en esta época, ha subido de categoría, ya no es la primera cosa del varón, sino que pertenece al mismo nivel del varón. Leo el versículo 21:

Dt 5,21: No desearás la mujer de tu prójimo. No codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo.

     Vean ustedes cómo va avanzando también la perfección sociológica en este problema.

Termina el capítulo segundo en esta forma:

Gn 2,25:  Estaban los dos desnudos, el hombre y su mujer, y no se tenían vergüenza.

     Y este segundo capítulo, ¿por qué termina así?

 ¿Qué significa este punto final del capítulo?

     El autor sagrado, para marcar el estado, no de ignorancia, sino de inocencia en que se encontraban nuestros primeros padres, indica de manera pintoresca que su desnudez no les era objeto de vergüenza.

      La concupiscencia no se había dejado sentir, eran conscientes de la diferencia de sexos y de su papel recíproco, y gozaban de una naturalidad total, una armonía perfecta reinaba entre sus apetitos inferiores y su razón.

     Con esto termina el segundo tema del Génesis, su importancia doctrinal es evidente:

  • En la aparición del género humano, gracias a la intervención creadora de Dios, el género humano aparece porque Dios entra en acción.
  • La importancia de este capítulo también está en las relaciones estrechas y profundidad que deben existir entre el hombre y la mujer, que los hacen ser “uno solo”.
  • En otros términos, la misión social del hombre, a la luz de la revelación

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Estas enseñanzas las impartió  el P. Carrillo en sus clases en el Instituto de Pastoral Bíblica del cual es fundador. A ello se debe que a veces se presentan con un lenguaje sencillo y repetitivo pues éstas notas son el resultado de la transcripción de sus clases. Para mayor referencia se puede consultar la siguiente bibliogafía en que nos ha hecho de guía
(1)  SALVADOR CARRILLO ALDAY M.SP.S Origenes del cosmos y del hombre. Génesis I-IX. Ed. La Campana.
Sobre este tema presentaremos cinco partes.