domingo, 15 de junio de 2014

RETIRO DE ORACIÓN Y VIDA*

                                                ELEGIDOS PARA SER SANTOS

Retiro de oración y de intimidad con el Señor. La palabra silencio no quiere decir nada más no hablar, sino un silencio respecto de las cosas de fuera para poder escuchar en el fondo del corazón a Dios. 
Yo sé que ustedes esperaban este retiro con especial interés, como quien busca algo especial que estaba esperando, que no sabía en qué podría consistir, pero que algo bullía en el interior. Es la acción del Espíritu Santo que se hace sentir en el mundo de hoy, en todas partes, en todos los continentes. El Espíritu Santo es interioridad. Pero el Espíritu Santo no es cansancio ni tristeza, ni sueño (al decir interioridad), sino es un encuentro con algo nuevo, una fuente de felicidad particular. Y entonces, lo que andan ustedes buscando es ese sitio, o mejor, esa Persona, donde podemos ser auténticamente felices. En el ruido del mundo podemos encontrar también una grande acción del Espíritu Santo: san- tificadora, evangelizadora; de profundización en la alegría de la fe. El Espíritu Santo lo está haciendo. Él no trabaja de prisa y a la carrera, como nosotros a veces quisiéramos trabajar: "¡Ya!" Hacer las cosas que debemos hacer mañana haberlas hecho ya ayer, para mañana hacer las de pasado mañana y así sucesivamente.
El Espíritu Santo no trabaja así. Estamos apenas a unos treinta y cinco, treinta y seis años del gran acontecimiento del Vaticano II, que fue un paso del Espíritu sobre el mundo y sobre la Iglesia, desconocido, cuando tuvo lugar este acontecimiento, desconocido de todos nosotros. Tal vez sabíamos que se estaba celebrando allá en Roma algo, pero no sabíamos cuáles eran los frutos de esa acción del Espíritu Santo. El Papa Juan XXIII lo deseaba, era la renovación de la Iglesia que somos nosotros, no de las instituciones del Vaticano, sino la grande renovación de la Iglesia al impulso del Espíritu Santo; porque nadie puede renovar la Iglesia sino aquel que la fundó. Y nadie puede renovarnos en nuestra vida espiritual, nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida sobrenatural, nuestra vida de fe. Nadie nos puede renovar sino aquel que nos hizo nacer a esa vida nueva, a ese nacimiento nuevo, a ese nacimiento superior, nacimiento de lo Alto. Por eso la invocación al Espíritu Santo es clave. No puede haber evangelización, lo gritó Pablo VI, sino es en el Espíritu Santo. Y este retiro espiritual lo estaban ustedes esperando y yo también lo deseaba vivamente y lo estamos realizando.
Podemos aplicarle a este encuentro de estos dos días la palabra de Jesús al entrar a la Cena:
Lc 22,15: "Con gran deseo hemos deseado celebrar esta Pascua", esta fiesta, este encuentro con el Señor. 
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Lo que resta del 2014 estaremos presentando cada 15 días la transcripción de las conferencias del Retiro de Oración y Vida que el P. Salvador Carrillo Alday, M. Sp. S. , nos dió en mayo del 2001. El contenido lo podemos encontrar en su publicación Sed de Dios pero aquí expondremos la sencillez y profundidad de sus explicaciones al darnos el retiro.  No olvidemos antes de entrar al tema hacer una invocación al Espíritu Santo para que titiladora realice su obra en nosotros.